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Grandes emociones en los niños

Cómo calmar a su hijo durante una crisis emocional

Publicado en 23 oct 2024
grandes emociones en los niños

Como padres, todos hemos pasado por lo mismo: un momento de paz interrumpido por el sonido inconfundible de una crisis emocional. La cara de tu hijo se pone roja, las lágrimas brotan y nada parece calmarlo. Es fácil sentirse abrumado, pero es importante recordar que las crisis son una parte normal de la infancia. Estos arrebatos emocionales intensos son la forma que tiene tu hijo de expresar grandes emociones que aún no sabe cómo gestionar.

Pero, ¿cómo podemos responder como padres para calmar la situación en lugar de agravarla? En este artículo, analizaremos por qué se producen las crisis emocionales, cómo responder de forma eficaz y, lo que es más importante, cómo ayudar a tu hijo a calmarse y aprender a gestionar sus emociones con el tiempo.

¿Por qué se producen las crisis emocionales?

Los niños, sobre todo los de corta edad y los preescolares, todavía están desarrollando la capacidad de regular sus emociones. Cuando un niño experimenta frustración, enfado o agobio, su capacidad para comunicar y procesar esos sentimientos suele ser limitada. Las crisis emocionales son el resultado de esta incapacidad para hacer frente a emociones abrumadoras.

Las crisis pueden desencadenarse por muchos factores, entre ellos:

- Cansancio - Cuando los niños están cansados, su regulación emocional falla.

- Hambre - Todos sabemos lo que se siente cuando se tiene «hambre»; los niños lo sienten aún más intensamente.

- Frustración - Cuando algo no sale como ellos quieren, los niños pequeños suelen carecer de las habilidades necesarias para manejar la decepción.

- Sobreestimulación - Los ambientes ruidosos, el exceso de gente o de estímulos sensoriales pueden abrumar a los niños.

- Necesidades insatisfechas - A veces, una crisis es simplemente la forma que tiene un niño de decir que necesita atención, consuelo o conexión.

Aunque las crisis forman parte del desarrollo normal, aprender a manejarlas con calma y eficacia puede convertir estos momentos difíciles en valiosas oportunidades de crecimiento.

 

Cómo calmar a tu hijo durante una crisis: 6 pasos prácticos

Manejar una crisis emocional con paciencia y empatía puede ser difícil en el calor del momento, pero es esencial para ayudar a su hijo a sentirse seguro y comprendido.

Aquí tienes 6 pasos que te guiarán en el proceso de calmar a tu hijo durante un arrebato emocional:

1. 1. Mantén la calma y regula tus propias emociones

Es más fácil decirlo que hacerlo, ¿verdad? Antes de ayudar a tu hijo a calmarse, es importante que te controles a ti mismo. Cuando tu hijo tiene una crisis, es normal que te sientas frustrado o impotente. Sin embargo, reaccionar con ira o ansiedad puede empeorar la situación.

Respire hondo y recuerde que el comportamiento de su hijo es una forma de comunicación, no un acto de rebeldía. Al mantener la calma, usted proporciona una presencia segura y firme que ayuda a su hijo a recuperar el control.

2. Póngase a su nivel y ofrezca empatía

Los niños se sienten más seguros cuando ven que se reconocen sus sentimientos. Ponte a su altura, háblale con voz tranquila y muestra empatía por lo que está pasando. Esto les ayuda a sentirse escuchados y comprendidos, lo que puede empezar a atenuar la intensidad de la crisis.

Puedes decir cosas como

- Veo que estás muy enfadado. Está bien sentirse enfadado».

- «Parece que te sientes frustrado porque no has conseguido que el juguete funcione. Eso es muy duro, ¿verdad?».

Validar sus emociones no significa que estés cediendo, simplemente les muestras que reconoces lo que están sintiendo, que es el primer paso para ayudarles a gestionar esos sentimientos.

3. Tocar suavemente y usar palabras tranquilizadoras

El contacto físico puede ser increíblemente calmante para los niños durante las crisis. Un abrazo suave, una mano tranquilizadora en la espalda o incluso cogerles de la mano pueden ayudarles a sentirse enraizados. Proporciona una sensación de seguridad, que es a menudo lo que un niño necesita en medio de una tormenta emocional.

Utiliza palabras tranquilizadoras como:

- «Estoy aquí contigo».

- «Lo superaremos juntos».

- «Estás a salvo, y no pasa nada por sentirte disgustado».

Esto crea un ambiente de calma y apoyo, permitiendo que su hijo comience a bajar de su subidón emocional.

4. Cree un espacio seguro para que liberen sus sentimientos

A veces, los niños necesitan liberar sus emociones antes de poder calmarse. Es útil darle espacio para que llore o exprese su frustración de forma segura. Evite intentar «arreglar» inmediatamente la situación o distraerle. Permitirle experimentar sus emociones le ayuda a procesar esos sentimientos.

Si tu hijo se revuelca o pega, asegúrate de que se encuentra en un espacio seguro donde no pueda hacerse daño a sí mismo ni a los demás. Puedes guiarle suavemente a un rincón tranquilo o a un lugar conocido, como su habitación, donde pueda calmarse en paz.

5. Enséñale técnicas para calmarse

Cuando tu hijo empiece a calmarse, es un buen momento para enseñarle técnicas sencillas para gestionar sus emociones en el futuro. Estas herramientas no funcionarán en el calor del momento, pero con el tiempo pueden convertirse en parte de la caja de herramientas emocional de tu hijo.

Algunas técnicas eficaces para calmarle son

- Respiración profunda - Enseñe a su hijo a respirar lenta y profundamente. Podéis hacerlo juntos simulando «soplar velas» u «oler flores».

- Contar - Haga que su hijo cuente hasta 10 lentamente, lo que puede ayudarle a cambiar su enfoque y regular sus emociones.

- Usar palabras - Anima a tu hijo a usar palabras para describir lo que siente. Decir «estoy enfadado» puede ayudar a exteriorizar la emoción, haciéndola más fácil de manejar.

Estas técnicas requieren práctica, así que empiece a incorporarlas a su rutina diaria cuando su hijo esté tranquilo, y le resultará más fácil utilizarlas en momentos de angustia.

6. Reflexionar y hablar sobre la crisis una vez superada

Una vez que la crisis haya pasado y su hijo esté tranquilo, tómense un momento para reflexionar juntos. Hable de lo sucedido sin juzgar a su hijo y ayúdele a comprender sus emociones y su comportamiento.

Puede decir:

- Me he dado cuenta de que te has enfadado cuando se te ha roto el juguete. ¿Qué podemos hacer la próxima vez cuando nos sintamos frustrados?».

- «Estoy orgulloso de que te hayas calmado. ¿Qué has sentido al respirar hondo?».

Al hablar de lo que desencadenó la crisis y de cómo se calmó, está ayudando a su hijo a desarrollar su conciencia emocional y a aprender a manejar mejor los sentimientos fuertes en el futuro.

 

Beneficios a largo plazo de manejar las crisis con paciencia

Manejar las crisis con empatía y paciencia puede parecer difícil en el momento, pero a la larga compensa. He aquí cómo:

1. 1. Desarrollar habilidades de regulación emocional

Cada vez que ayudas a tu hijo a superar una crisis, le estás enseñando a regular sus emociones. Con el tiempo, aprenderá a identificar sus sentimientos y a utilizar técnicas para calmarse por sí mismo.

2. Fortalecer el vínculo afectivo

Cuando respondes a las crisis con compasión, refuerzas la relación con tu hijo. Su hijo se sentirá seguro cuando le cuente sus emociones, sabiendo que recibirá comprensión y no frustración.

3. Desarrollar la inteligencia emocional

Los niños que aprenden a gestionar sus emociones a una edad temprana tienen más probabilidades de desarrollar una fuerte inteligencia emocional a medida que crecen. Esto conduce a mejores relaciones sociales, mejores habilidades para resolver problemas e incluso al éxito académico.

 

Grandes emociones, grandes oportunidades

Las crisis son una parte normal de la infancia, pero también son una oportunidad para crecer, tanto para usted como para su hijo. Respondiendo con empatía, paciencia y calma, puede convertir estos momentos difíciles en valiosas experiencias de aprendizaje. Recuerde que las emociones fuertes de su hijo forman parte de su camino hacia el desarrollo de la inteligencia emocional y que, con su ayuda, aprenderá a gestionarlas de forma saludable.

La próxima vez que su hijo sufra una crisis, respire hondo y recuerde que le está enseñando una de las habilidades más importantes que aprenderá en la vida: a comprender y regular sus emociones. 

 

Comparte estas útiles técnicas con otros padres que puedan estar luchando con los arrebatos emocionales de sus hijos y haz que la crianza durante las crisis sea un poco más fácil para todos, ¡porque todos estamos juntos en esto!